jueves, 16 de octubre de 2014

CONCEPTO DE FILOSOFÍA

César A. Guardia Mayorga
Presentación:
"Pareciese que los filósofos en el Perú ya no expresan sus puntos de vista, se han extinguido o viven en sus cuarteles de invierno espectando los Mitos de Platòn sin pensar el presente crucial. Sin interesarles el drama humano o los avatares de la crìsis moral generalizada. Por ello, es un imperativo categòrico una lectura reflexiva de los trabajos del Dr. César Guardia Mayorga, sobre los conceptos diversos acerca de la filosofía. Èstos escritos - poco conocidos - no pierden vigencia en su manejo pedagògico. Estos apuntes, son documentos bàsicos de iniciaciòn filosòfica. Deben servir para ahondar la reflexión y el aprender en la vida cotidiana para resolver problemas. Para conocer la realidad presente y contribuir a su humanización. Como dice Guardia Mayorga, conocer no es simplemente percibir o acumular conceptos sobre una realidad para llegar a una concepción universal; conocer es explicar, y algo se explica sólo a condición de descubrir las leyes que lo rigen y llegar al conocimiento concreto de la realidad para transformarlo. Por eso estas reflexiones del autor no han perdido vigencia en el tiempo. Presupone un motor existencial ideal y no sòlo un motor biològico" Oscar A. Agrada E.
CONCEPTO DE FILOSOFÍA
La palabra filosofía, surgió con tanta modestia en boca de Pitágoras, ha cobrado tal grado de universalidad y vaguedad, que por sí sola ya constituye todo un problema. Filosofía resulta la opinión del hombre común sobre al mundo que lo rodea, como las concepciones de los pensadores; filosofía es la divagación de los filósofos idealistas, como la investigación de los filósofos materialistas; filosofía es la pretensión de los filósofos idealistas, como la investigación de los filósofos materialistas; filosofía es la pretensión individual de tener una concepción del mundo, como la investigación social e histórica sobre este problema. No es, pues, extraño que resulte difícil delimitar el verdadero objetivo de la filosofía ni que hayan proliferado las definiciones sobre ella, tanto que no faltan autores que piensan que es preferible reducirse a estudiar estas definiciones, que atreverse a llegar a una sola definición. Aprobar este criterio seria aceptar la existencia de muchas filosofías. Si es cierto que ésta es la realidad que ofrece el panorama filosófico hasta nuestros días, el futuro ha de depararnos un cuadro diferente. En el campo científico se emiten varias teorías para solucionar un mismo problema. De ellas una sola resulta verdadera cuando es debidamente comprobada. Lo mismo tiene que suceder con las doctrinas filosóficas, que son otras tantas teorías para solucionar problemas universales. El desarrollo histórico de la sociedad humana se encargará de separa el metal de la escoria, la verdad del error. Desaparecerá, entonces el antagonismo entre materialismo e idealismo y se llegara a una sola concepción filosófica que ahondará en el estudio y la solución de los problemas y leyes universales, como las ciencias ahondan ahora en el estudio y solución de los problemas en las que las ideas filosóficas parecen desligadas de la religión y aun contrapuestas.
García Morente piensa que solo es posible dar una definición de la filosofía cuando se le domine, cuando se le haya vivido. Puede que tenga razón. Pero hay que tener en cuenta que las vivencias estarán de acuerdo, principalmente, con la clase de filosofía que se adopte. No será la misma la vivencia filosófica del idealista, del materialista o del místico. Si fuese suficiente tener vivencias filosóficas para llegar a un concepto claro de lo que es la filosofía, llegaríamos al final con tantas vivencias como filósofos o doctrinas filosóficas existen, es decir con tanta confusión como al comienzo. Pero como la filosofía no se reduce a opiniones de los filósofos ni a las combinaciones o síntesis de ella, es necesario investigar históricamente lo que se entiende por filosofía; hay que intentar formarse un concepto de la filosofía desde un comienzo, como orientación general. Luego este concepto se irá aclarando, ahondando o rectificando a medida que profundicemos en los estudios filosóficos y científicos.
La dificultad de llegar a un concepto claro de lo que es la filosofía no debe extrañarnos ni volvernos escépticos. Las ciencias particulares tropezaron con esta misma dificultad en el proceso de su formación y desarrollo. Pensemos en la física de Aristóteles y en la física de Einstein; recordemos las vicisitudes de la Sicología desde su concepción metafísica hasta la posición científica que hoy ocupa, y tendremos una mayor comprensión para juzgar el problema del concepto de la Filosofía. Sin embargo, existe el perjuicio de adjudicar sólo a la Filosofía la dificultad de la delimitación de su campo siendo así que tanto ella como las ciencias soportaron el periodo invernal del Medioevo; gozaron de la primavera del Renacimiento, participaron en el desarrollo general de los Tiempos Contemporáneos y, después de todo, ambas apenas balbucean verdades. Las ciencias delimitaron más fácil y rápidamente sus campos de investigación y sus objetivos, por corresponder a realidades concretas, observables y experimentables. La determinación del campo filosófico se hace mucho más difícil, tanto por la universalidad de sus problemas y el grado superior de abstracción y generalización que se emplea en su estudio, como por el subjetivismo que siembra la obscuridad y confusión en él.
Expuestas estas generalidades, veamos cómo han ido planteándose los principales conceptos de filosofía a través de la historia, para terminar haciendo una crítica de ellas.
La filosofía occidental aparece definitivamente en Grecia, sin que por esto podamos admitir la afirmación exagerada de Heidegger cuando escribe: “La frase: la filosofía es griega en su esencia, no quiere decir otra cosa que: el Occidente y Europa, y sólo ellos son originalmente “filosóficos” en lo más interno de su evolución” (“Qué es esto, La Filosofía”). La Filosofía es un patrimonio de todos los pueblos cuando llegan a un determinado nivel cultural.
Es verdad que las concepciones filosóficas idealistas de los pueblos orientales se hallan tan íntimamente ligadas a la religión, que resulta difícil delimitar sus campos. En la India, por ejemplo, el Absoluto de la filosofía se identifica con el Brahama de la religión, y en ambos casos el objetivo que se persigue es la liberación del espíritu de las redes de la materia. Pero no sucede lo mismo con las doctrinas materialistas, conscientemente postergadas y olvidadas, en las que las ideas filosóficas aparecen desligadas de la religión y aún contrapuestas.
En Grecia la filosofía aparece como una reacción contra la concepción mítica, como explicación racional del mundo. El filósofo insurge humanizándose y revelándose contra los propios dioses inventados por la imaginación humana. Es la insurrección de la razón contra la fe, de la libertad de pensamientos contra la autoridad fedeísta. Prometeo es el símbolo del nuevo hombre occidental que insurge. La respuesta que da a Hermes es la expresión de la nueva conciencia que aparece. “Ten la seguridad –le dice- de que nunca cambiaré mi miserable suerte por tu servidumbre. Prefiero estar atado a esta roca que ser el sumiso siervo del Padre Zeus”.
En el proceso filosófico que va de Tales a Aristóteles, se pasa de la naturaleza a entidades ideales, como objetivos de la filosofía, es decir, de la filosofía materialista a la filosofía idealista. En este último caso, la filosofía se aparta de su papel liberador de la conciencia humana y de la explicación objetiva del mundo, utilizando tanto el pensamiento, que pierde contacto con la realidad exterior y se abisma en un mundo puramente ideal. En esta nueva situación el hombre liberado de los mitos queda sometido al imperio de sus concepciones lógicas, es decir, a una especio de mitología racionalizada, sin escuchar ya las voces de los neofísicos ni de los hipocráticos. Es vedad que en este proceso no todo es negativo. Lentamente se va ampliando el campo cognoscitivo del hombre, y entre la enmarañada y oscura estructura de las concepciones filosóficas fulgura al luz débil de una que otra verdad, como reluce la chispa de oro en el montón de mineral.
En este proceso histórico aparece, se desarrolla y va variando el concepto de filosofía. Primeramente surgen los siete sabios, llamados así por la amplitud de sus conocimientos, por la conducta que observan y por los juicios sentenciosos que emiten, más que por los descubrimientos científicos o meditaciones filosóficas que realizan.
La palabra “filosofía” solo aparece en el siglo VI a.n.e. A la pregunta de León tirano de los filiasios, de quien era, Pitágoras responde con modestia: “Filósofo”, queriendo expresar que no era sabio (sophos), sino apenas un amante de la sabiduría (philo sophos). Posteriormente, en el siglo V a.n.e., Herodoto introdujo el verbo “Filosofar”, convirtiendo la simple actitud del hombre frente al saber en una actitud mental superior. Sólo en la Academia y el Liceo, la palabra “filosofía” llega a tener el significado de ciencia suprema, de sinónimo de sabiduría.
Surge, entonces, la interrogación sobre lo que es la sabiduría ¿‘Sera el conocimiento que nos proporcionan los sentidos sobre una realidad cambiante y fragmentaria? Platón y Aristóteles responden negativamente. La sabiduría es el conocimiento de la esencia misma de las cosas, de lo que eternamente conserva su identidad frente al devenir fenoménico. Ya la Diosa de la Verdad había aconsejado a Parrnénides, “apartarse del habito preñado de experiencias que obliga al hombre a entrar por este camino movimiento ciegos ojos y zumbantes oídos”.
Platón al concebir la existencia de un mundo sensorial ilusorio, y de un mundo de Ideas real, piensa que el conocimiento perceptible conduce apenas a la opinión (doxa), y que sólo el conocimiento racional (episteme) puede llevarnos a la verdad, es decir, al conocimiento de las ideas, esencia de todas las cosas. Este sería el conocimiento que conduce a la sabiduría. Por esto la filosofía para Platón “es la ciencia de las realidades inteligibles que sólo la razón puede alcanzar y que no caen bajo los sentidos”; o en otras palabras la filosofía es la ciencia de lo inmutable.
Desarrollando la misma tendencia de buscar lo esencial lo inmutable tras lo mutable, Aristóteles considera a la filosofía como la ciencia suprema que estudia el ser cuanto ser, las primeras causas y los últimos fines.
Todavía Aristóteles emplea la palabra “ser” como sinónimo de esencia dentro de su tendencia realista; pero siguiendo la corriente parmenídica y platónica, ya le da un significado metafísico, que lo desliga de su esencialidad material para convertirlo en una entidad abstracta que será objeto de la futura Ontología.
Diógenes de Laercio dice; “La filosofía versaba solamente sobre una parte, que es la física: después Sócrates añadió la moral, y últimamente Platón aumento la dialéctica y terminó por perfeccionar la filosofía”. Omite el autor a Parménides y Aristóteles que introdujeron la Ontología y a Aristóteles creado de la Lógica y la Sicología, hasta convertir la filosofía en la ciencia suprema que todo lo comprende.
Los objetivos de la filosofía clásica de los griegos variaron fundamentalmente cuando sobrevino la descomposición de la sociedad esclavista. Los pensadores helenísticos, cansados y decepcionados de las luchas políticas, de las continuas guerras y de las interminables controversias filosóficas, ya sólo aspiraron a buscar la tranquilidad del espíritu, la ataraxia, aislándose y sumiéndose en su mundo subjetivo, como sucede siempre en épocas de crisis profunda. Consecuentes con esta aspiración, los filosóficos abandonaron la búsqueda de la verdad y estudio de la naturaleza y se dedicaron a la elaboración de principios filosóficos y normas ética que les permitiera alcanzar su máximo objetivo. Como medio, los escépticos apelaron a la duda; los estoicos a la ética y a teología, y los epicúreos a eliminar los temores e inquietudes del hombre mediante la explicación natural de la muerte y de los fenómenos de la naturaleza, negando la inmortalidad el alma, la existencia de un mundo ultraterreno y la intervención de los dioses en la marcha del mundo y en la vida de los hombres. En estas condiciones, la filosofía pierde jerarquía y acaba por ser para Cicerón “la maestra de la vida, inventora de las leyes, guía de la virtud”, y para Séneca, “la teoría y el arte de la recta conducta de la vida”. Con razón dice Svetlov que estas filosofías eran “medicinas morales que habrían de ayudar a la moribunda clase de los esclavistas a ser firme, imperturbable y tranquila”.
Al finalizar la filosofía griega, podemos observar que los principales problemas que había afrontado son los siguientes: el principio originario de todas las cosas, el ser, el devenir, Dios, el espíritu, la gnoseología, la sicología, la ética, la lógica y algunas cuestiones científicas.
Con el advenimiento de la Edad Media, dominada por la fe y el dogma, el origen del mundo queda solucionado de acuerdo con el principio bíblico de la creación; persiste el ser de Aristóteles y desaparece el devenir de Heráclito y el atomismo de Demócrito; se exalta el interés por el espíritu y se descuida el estudio del cuerpo humano; las especulaciones teológicas absorben el pensamiento de la época y se abandona la investigación de la naturaleza por no ser útil para alcanzar la salvación eterna. Los problemas gnoseológico y éticos despiertan la atención de los teólogos, y son afrontados, principalmente, por Agustín de Hipona y Tomás de Aquino con criterio platónico y aristotélico respectivamente; la lógica degenera en la silogística, la sicología se reduce casi a una repetición de las ideas de los fundadores de la Academia y el Liceo, adornadas con una aureola religiosa. En estas condiciones, el pensamiento medioeval queda dividido, en dos campos: el teológico que tiende al conocimiento y explicación de Dios, y el filosófico al fundamentar racionalmente las verdades, creencias dogmas religiosos. La filosofía pierde así su independencia y se convierte en planta de sombra, con hoja y flores amarillentas y con frutos sin semillas.
Esta situación se prolonga hasta la Revolución renacentista, en la cual se empiezan a plantear y afrontar los problemas filosófico a la luz de la razón liberada del dominio de la fe, contando con el apoyo de la burguesía que lucha contra el feudalismo y de la ciencia que comienza a desarrollarse.
Al recobrar la razón su independencia prolifera las doctrinas filosófica y, como consecuencia, también las definiciones sobre la filosofía. La tendencia general, que se acentúa en la Edad Moderna es la de conceder una capacidad ilimitada a la razón en la búsqueda de la verdad. De acuerdo con ella, Descartes considera que la filosofía es el medio de llegar a conocimientos racionales claros y evidentes por sí mismo; para Francisco Bacon en la ciencia de la razón; Hobbes le asigna como objetivo el conocimiento de las relaciones causales asequibles a la luz natural de la razón humana; para Wolff es la ciencia de la elaboración de los conceptos, etc. la misma orientación informa el pensamiento de Spinoza y Leibniz, hasta que Hegel convierte al filosofía en la ciencia de lo Absoluto, en la consideración pensante de los objetos.
HEGEL
Casi paralelamente a esta tendencia se desarrolla el estudio de los problemas del conocimiento. Los conceptos que tienen de la filosofía, Locke, Berkeley y Kant, están orientados en este sentido. Berkeley y Kant, están orientados en este sentido. Locke dice que la filosofía es el conocimiento verdadero de las cosas; Berkeley, que es el estudio de la sabiduría y de la verdad, etc.
El desarrollo científico que se alcanza en la segunda mitad del siglo XVIII, radicaliza la reacción contra todo lo que signifique dogmatismo, metafísica o escolástica, Entonces, D’Alembert llega a afirmar: “La filosofía no es otra cosa que la aplicación de la razón a los diferentes objetos sobre los cuales puede ejercitarse”. Se piensa que la ciencia y la razón son suficientes para alcanzar la felicidad del hombre. Diderot escribe: “Hoy que la filosofía avanza a grandes pasos… y que se comienza a sacudir el yugo de la autoridad y del ejemplo para atenerse a las leyes de la razón, no existe apenas una obra elemental o dogmatica de la cual estemos satisfechos”. Y luego añade: “E s preciso pisotear todas estas viejas puerilidades, derribar barreras, que no son barreras de la razón, devolver a las ciencias y a las artes una libertad para ellas tan preciosas”.
La nueva orientación hace que la filosofía tienda a abandonar el campo de los estudios abstractos para dirigir su mira hacia el conocimiento de la naturaleza, completando así los objetivos de las ciencias, que cada vez alcanzan mayor importancia. Esta tendencia continúa durante el siglo XIX, después de la reacción espiritualista e idealista que se produce en las primeras décadas, e influye notablemente en la elaboración de nuevas definiciones de la filosofía. La importancia que se concede a la ciencia está bien expresada en esta afirmación de Renán: “La Ciencia es una religión; solo la ciencia podrá suministrar al hombre la solución de los enigmas eternos, a los que la naturaleza humana exige imperiosamente una respuesta”, o cuando Goyau dice : “Hoy estamos menos inclinado a creer, más dispuesto a investigar”.
La influencia del desarrollo científico en el concepto de la filosofía, se aprecia muy bien en dos de las principales doctrinas que surgen en esta época: el positivismo y el materialismo dialéctico.El positivismo de Comte, representa una reacción radical contra todo lo que significa metafísica, y un desconocimiento del contenido propio de la filosofía. El científico, según él, debe renunciar a la investigación de las esencias, de las primeras causas y de los últimos fines; y dedicarse exclusivamente a lo experimentable, al descubrimiento de las leyes que rigen las relaciones fenoménicas. Con este criterio reduce la filosofía a una disciplina que hace de su especialidad el estudio de las generalizaciones científicas. Si las ciencias particulares exploran las distintas partes de la realidad exterior, a la filosofía corresponde conocer sumariamente la relación existente entre las ciencias particulares. En esta forma la filosofía llega a convertirse en una especie de enciclopedia científica o ciencia de las ciencias. Así cree Comte haber conseguido reemplazar a la filosofía por la ciencia situándose por encima del materialismo y del idealismo cuando en realidad sólo encubre su idealismo como ropaje científico.
El materialismo dialectico aprovecha los resultados obtenidos por las ciencias en un sentido diferente al positivismo. El objetivo de Marx y Engels es convertir la filosofía especulativa en una filosofía científica que contribuya a la transformación de la naturaleza y a la organización y dirección consciente de la sociedad.
La filosofía tiene su base en las ciencias particulares, pero difiere en su objetivo; la filosofía estudia el mismo mundo que investiga las ciencias, en sus aspectos universales. Si las ciencias tienden a descubrir y estudiar las leyes de cada uno de los sectores de la realidad exterior; el materialismo; dialéctico asigna a la filosofía el estudio e investigación de las leyes universales que rigen la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Pero las leyes particulares, ni éstas aisladas de aquéllas; por lo mismo que la materia no existe en sí, sino manifestándose siempre en seres concretos, y que el universo constituye una unidad material. De aquí que la filosofía y las ciencias tengan su propio campo de estudio e investigación, íntimamente relacionados; de aquí que la filosofía tenga un contenido propio específico, que ninguna otra ciencia puede disputarle.
En el siglo XIX los estudios sicológicos progresaron notablemente, lo que también influyó en el concepto de filosofía. Se llego a pensar que la experiencia interna ofrecía una plena realidad, mientras que el mundo exterior, revelado por los sentidos, solo tenía una importancia fenoménica. Esta creencia indujo a determinados filósofos a querer adjudicar a la filosofía el descubrimiento de la verdad que mora en la vida interior del hombre, actualizando así las doctrinas de Sócrates y Platón. Beneke escribe: “Si mi opinión se impone, toda la filosofía se trasformara en ciencia natural del alma humana”; John Stuart Mill sostiene que la filosofía “es la ciencia del espíritu o de la experiencia interior”.
Finalmente veamos los principales conceptos que se han vertido sobre la filosofía en lo que va del siglo XX.
En el proceso de acentuación de las controversias ideológicas entre el materialismo dialéctico y del idealismo, a partir de fines del siglo XIX hasta nuestros tiempos, Bergson reduce la filosofía a un conocimiento intuitivo; para Windelband es el estudio de los valores de validez universal; para Heidegger, el estudio de la “esencia del ser”, que no debe confundirse con la esencia de “lo que es”. Lo que el ser es lo intuimos en nosotros mismos, porque es esencial al yo aprehenderse primariamente en su “ser” y no en la “quididad” de ese su ser, en oposición al mundo circundante de las cosas, que primeramente se nos presenta como “algo” cualitativamente determinado. Para no cansar con otras definiciones semejantes, basta añadir que para el existencialismo sartreano, la filosofía es el estudio de la “existencia”, partiendo de la tesis de que en el hombre primero es el existir y después el ser. Por su parte, Rudolf Carnap, uno de los más destacados representantes del neopositivismo, indica que la filosofía no estriba en el conocimiento de la naturaleza, del mundo exterior, sino en el análisis lógico de los conceptos y las proposiciones. La filosofía debe abandonar los problemas “metafísicos” de la existencia objetiva y de la cognoscibilidad del mundo exterior. De esta manera, al rechazar que el problema fundamental de la filosofía es la relación entre el ser y el pensar, entre los conceptos y la realidad exterior, la despoja de su verdadero objetivo.



LA FILOSOFÍA COMO BUSQUEDA DE LA VERDAD
Ahora bien, si la verdad se da al hombre a través del conocimiento y la práctica, ella no puede ser alcanzada de una sola vez como un todo, sino parcial y lentamente en el proceso histórico de la sociedad humana, gracias a la actividad unitaria de los sentidos, de la razón y de al practica. En el desarrollo historio del conocimiento se va pasando de verdad relativa a verdades absolutas, es decir, nos vamos acercando cada vez más a un reflejo más claro y justo de la realidad exterior, sin que nunca podamos llegar al conocimiento absoluto del todo. En este sentido podemos decir que nuestros conocimientos describen una línea asintótica. No se puede, pues, considerar la verdad como una entidad ubicada en la mente del hombre, en el espíritu o en la divinidad, conocida solo por la razón pura de una vez para siempre. La verdad “No es una moneda acuñada que puede darse y recibir simas” (Hegel).
Los idealistas asocian íntimamente la verdad con el espíritu en un plano abstracto, y piensan que la verdad reside en él, o que el espíritu es el que descubre la verdad, en contraposición al cuerpo y a los sentidos que inducen al error. Lo cierto es que el hombre no viene al mundo capacitado ya que para descubrir la verdad y evitar error, por el simple hecho de tener espíritu. La capacidad para realizar esta tarea la adquiere el hombre a través del conocimiento científico, filosófico y práctico, que va conquistando no solo en el curso de su vida, sino en el desarrollo histórico de la sociedad humana. O sea que el descubrimiento de la verdad no corresponde a una entidad espiritual, ni el error tiene su fuente en los sentidos ni en las tentaciones de la carne. El sujeto de la verdad es el hombre y el objetivo de la verdad es el mudo exterior.
Por ser la verdad objetiva, no puede ser patrimonio del hombre, de una casta ni de una clase social. Solo el idealista puede darse el lujo de decir esta es mi verdad, porque ella depende de él, al convertir su opinión en una verdad que aspira a imponer a los demás aunque no tenga más fundamento ni control que su propia razón, el bueno deseo y la habilidad lógica.
Tanto la filosofía como las ciencias tienden al descubrimiento de la verdad, pero de la verdad objetiva, no de una verdad eterna e ilusoria que previamente ha sido ubicada en algún lugar, al margen de la relaciones del hombre con la naturaleza. Esta clase de verdad no puede ser objetivo de la filosofía porque así considera solo existe en la mente de los que así la conciben......
Si la filosofía es un reflejo superior de la realidad material, tiene que contribuir a su transformación; si la filosofía es un producto humano social; tiene que ser útil al hombre y a la sociedad; tiene que mirar el presente y el futuro y no adormitarse en la contemplación del pasado o alegrarnos con su resurrección. Nadie puede oponerse al progreso porque es inútil; nadie puede detener el proceso transformador porque es la expresión de leyes que son ajenas a la voluntad del hombre. Así lo demuestra la historia hasta nuestros días. Marchemos con la filosofía y la ciencia como el viajero que contempla su meta en lejanía y que luego tiene que recorrer paso a paso la distancia que lo separa, consciente de cómo tiene que ir y a dónde tiene que llegar. Hagamos que la filosofía sea la luz y no la sombra, y que la luz nazca de las cunas.
Cèsar Augusto Guardia Mayorga:"Concepto de Filosofìa" 1966.

1 comentario:

anais cahuana dijo...

la filosofia desde que surgio en la boca de pitagorras, ha ido evolucionando a travez de la historia.
el verdadero objetivo de la filosofia, piensa que solo es posible dar una definicion cuando se le haya vivido.
la filosofia viene a ser un patrimonio de todos los pueblos cuando llegan a un determinado nivel cultural.
la influencia del desarrollo cientifico en el concepto de la filosofia, se aprecia en dos de las principales doctrinas que surgen en esa epoca: el positivismo y el materialismo dialectico.
el materialismo dialectico es el que aprovecha los resultados obtenidos por las ciencias, enn un sentido diferente al positivismo. el materialismo ha coexistido con el idealismmo en todos los tiempos de lucha constante.
ha sido siempre la ideologia filosofica de las clases insurgentes.
en las definiciones idealistas y materialistas que se han dado de la filosofia, existen 2 puntoos coincidentes: la conceptualidad y universabilidad que se le asigna.
es verdad que la filosofia investiga en el campo conceptual y categorial.
es cierto tambien que la filosofia tiende a la universalidad, pero esta palabra tiene diferent contenido para el materialismo dialectico y para el idealismo.
hagamos que la filosofia sea la luz y no la sombra y que la luz nazca de las cunas y no de las tumbas.