sábado, 16 de mayo de 2015

LA MORAL INCA

  Estamos viviendo una época caracterizada por el relajamiento de los valores tradicionales y la ausencia de los valores de reemplazo. Hay un vacío moral en el hombre "posmoderno" y sus instituciones. La escuela sigue fracasando en sus métodos y contenidos, ya muchos no creen en los valores que le dieron sustento. Desde la insistencia en una ètica del esfuerzo, a los modos de enriquecimiento sugeridos por las series y los "reality-shows" alienantes. Como decía Nietzsche: “Los moralistas empiezan a actuar cuando la moralidad toca a su fin” y el ladròn grita, agarren al ladròn. El descalabro moral está rematando la destrucción del hombre. Cada vez menos personas creen en la palabra. En lo posmoderno no hay lenguaje de sinceridad. Para Juan Abugattas:"El Perú, para decirlo màs crudamente, es un país de "pendejos". Hay una "moral" interesada y una "moral" de conveniencia pragmàtica. 
  Esa moral interesada, se inicia cuando el hombre forma sociedades clasistas o diferenciadas, Abandona su naturaleza puramente animal y comienza a sentirse miembro de una comunidad. Es entonces cuando se ve impelido a crear reglas y normas de comportamiento que le permitan regular sus relaciones con los demás miembros de la comunidad. Muy severas desde la aparición de las sociedades clasistas como Egipto, Mesopotamìa, etc.
   En el Imperio Incaico se pudo fortalecer las normas Morales y las leyes gracias a las cuales el pueblo mantuvo su disciplina social, eso fue a través de la Educación No Formalizada que era la educación que se practicaba en las familias y ayllus entre padres, hijos y vecinos, que era de trabajo, honradez y cordialidad.
  Los Incas toleraron que siguieran vigentes algunas normas y costumbres jurídicas de las provincias conquistadas. Como hicieron también con la Lengua y la Religión. Pero, al mismo tiempo, impusieron un Derecho Imperial y un Sistema Judicial dependiente de la Administración Cuzqueña.
   Según el Inca Garcilaso de la Vega las sanciones eran muy severas, “El castigo era riguroso porque la mayor parte era de muerte por liviano que fuese el delito”. Pero en esta pena de muerte había diferentes modalidades. La más común era la horca y el apedreamiento. La muerte por arrastre estaba reservada para los asesinos de Curacas y nobles. El descuartizamiento se aplicaba por faltas militares o contra la Panaca. La peor de todas las formas de muerte fue la hoguera. Era aplicada en casos extremos de sacrilegio, incluyendo los atentados contra el Inca. La muerte por hoguera significaba la desaparición total de su ser para un hombre, no podía haber momia de su cuerpo y no podría vivir en el otro mundo.
   Entre las penas menores estaba la flagelación y los golpes. Entre las más leves, la destrucción de sus propiedades, el corte de cabello y la vergüenza pública. En algún caso se aplicaba también la pena de trabajos forzados contra el esposo que mataba a su mujer adúltera. Hubo también penas de degradación social: La moral inca presenta sus propios caracteres que responden al estado particular de las condiciones de la vida material que le fueran actuantes. Que dichas condiciones corresponden al esclavismo-patriarcal, que es un tipo particular de organización social y económica, sujeto a un proceso histórico-natural.
  El esclavismo-patriarcal de los incas se presenta como un modo de producción históricamente determinado, un régimen de vida social de los hombres, que en el proceso de la producción de los bienes materiales se han asociado para la actividad productiva en común. En esta sociedad esclavista-patriarcal, los agricultores pro­ductores de los bienes indispensables de vida, son dominados por los orejones y curacas, que hacen recaer para sí, el trabajo exce­dente, el producto excedente. Este sobre trabajo lo hacían produ­cir bajo las formas de la renta del suelo en trabajo y en especies. En la forma de la renta del suelo en trabajo, el productor di­recto, el campesino indígena, para poder mantener el derecho al usufructo parcelario de la tierra, que de hecho o jurídicamente es­tá en su poder, tenía que trabajar un tiempo determinado, sin retribución alguna, las tierras del Sol y del Inca.
 En la sociedad inca, se manifiesta la propiedad privada mue­ble, pues cada familia campesina, era propietaria de su menaje e impedimenta; y por otra parte, realizaban el usufructo de la tierra que les era entregada "simbólicamente" todos los años por el Inca, que personificaba el poder dominante de los orejones y curacas. Estos se presentaban como terratenientes estatales, manteniendo el régimen de propiedad territorial del Estado. Esta característica históricamente determinada, es la que da el modo esclavista-patriarcal a la sociedad inca. Por tanto, la forma de propiedad territorial de los incas, cons­tituye una forma específica de esta clase de propiedad, la forma en que, mediante la acción del productor directo y de las relaciones esclavistas-patriarcales de producción, se convierte la tierra en pro­piedad de los orejones, y la agricultura explotada por pequeños campesinos como rama de la alimentación; y de que, el usufructo de la tierra se considera como una forma de las condiciones de pro­ducción para el productor directo, y la condición más favorable pa­ra sus dominadores. Así es, como el régimen esclavista-patriarcal de producción presupone, con carácter general, la supeditación en vida de los cam­pesinos respecto de la tierra y su sometimiento al Inca, que ex­plota la agricultura para obtener de ella sobre trabajo o producto excedente, con lo que mantiene su propia condición privilegiada.
  Es esta situación material, concreta, la que determina las normas morales incas. Por esto, los postulados jurídico-éticos que he­mos visto, constituyen elementos categóricos en un momento dado de la evolución histórica incásica. Ellos concuerdan necesariamen­te con una determinada fase del desarrollo económico, material. Como teoría moral, como postulados jurídicos, "Ama Sua, Ama Llulla, Ama Kella", constituyen no consejos de orden mera­mente moral, sino, imposiciones normativos que reflejan las rela­ciones de producción imperantes entre las fuerzas productivas y los hombres.
  No puede dudarse que tales principios jurídico-éticos, constituían expresiones fundamentales que respondían a las necesidades, de una moral e ideología de clase. En ningún caso podían estar por encima de sus intereses, ni traducir una realidad diferente. En el fondo, los postulados incas corresponden a la sociedad esclavista-patriarcal. Son ideas morales que se derivan" de las condi­ciones materiales, que traducen en su esencia, el contenido de un mundo real. Tanto las relaciones de propiedad, las relaciones entre las clases y, las relaciones de imperio y de subordinación que hemos descrito, corresponden al sistema esclavista-patriarcal, que se pre­cisa en el carácter de las mismas. Estas relaciones de producción son reflejadas directamente por las normas morales, que traducen las propias condiciones de la vida material de la sociedad inca.
  Mantenemos por esto el criterio, de que los lemas incas: "Ama Sua, Ama Lllulla, Ama Kj'ella", no son expresiones aisladas, arbi­trarias ni casuales. Son legítimos postulados que surgieron deter­minados por 'la situación real imperante en la formación esclavista patriarcal. Las normas morales de los incas no son sino la expresión ideal de las condiciones materiales, en las que, la vida social de un pue­blo, cristalizó su experiencia y sus realizaciones creadoras.

BIBLIOGRAFÌA:
ABUGATTAS, Juan     
2005                                   INDAGACIONES FILOSÒFICAS SOBRE NUESTRO FUTURO.
                                                   Fondo Editorial EAP de Filosofìa. Departamento de Filosofìa
                                                   UNMSM, Lima. 199 pàginas.
PACHECO, F. Juvenal:
1994                                           FILOSOFÍA INKA Y SU PROYECCIÓN AL FUTURO. Universidad  -
                                                   Nacional de San Antonio Abad del Cusco,  Perú. 332 páginas.                                               
RIVARA DE TUESTA, María Luisa
2000                                            PENSAMIENTO PREHISPÀNICO Y FILOSOFÌA COLONIAL 
                                                    EN EL PERÙ. Fondo de Cultura Económica, Lima. Tomo I - 359 páginas.
VALCARCEL, Gustavo    :
1965                                             PERÙ MURAL DE UN PUEBLO. Editora Perú Nuevo. Lima. 
                                                     416 páginas.
VALDIVIA CARRASCO, Julio César:
1975                                             EL IMPERIO ESCLAVISTA DE LOS INCAS. Chiclayo, 1975. Tomo I
                                                     352 páginas.





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